Lleva una olla grande de agua a ebullición. Añade la pasta y cocina según las indicaciones del paquete. Escurre y reserva.

Mientras tanto, sazona el pollo con sal y pimienta por ambos lados. En una sartén grande a fuego medio, calienta el aceite y saltea el pollo. Presiona el pollo de vez en cuando y cocina unos 4 minutos por lado o hasta que esté hecho y ya no se vea rosado por dentro.

Traslada el pollo a un plato; cúbrelo y mantenlo caliente.

Añade la mantequilla a la sartén y deja que se derrita; agrega el ajo y cocina 30 segundos hasta que desprenda aroma. Añade los tomates y el caldo de pollo; lleva a hervir a fuego lento y cocina destapado durante unos 10 minutos o hasta que los tomates estén tiernos. Agrega la nata y lleva a ebullición; remueve. Reduce a fuego medio y cocina hasta que la salsa espese lo suficiente para cubrir el dorso de una cuchara. Ajusta de sal y pimienta al gusto.

Corta el pollo en tiras. Traslada la pasta a los platos para servir; cubre con el pollo y baña con la salsa cremosa. Sirve.